Ayer celebramos San Blas, uno de los santos más populares. A lo largo de toda España se elaboran dulces típicos en su honor como la tradicional Torta de San Blas. La creencia popular asegura que si comes este postre previamente bendecido, el santo te protegerá de los dolores de garganta.
Cada 3 de febrero se celebra la festividad de San Blas en conmemoración a la muerte de este santo en el 316 D.C. Médico, ermitaño y obispo, San Blas fue torturado y ejecutado en la ciudad donde nació, Sebaste (Armenia). Mientras era llevado a su ejecución, San Blas obró el milagro que lo convirtió en el protector de los enfermos de garganta: curó a un joven moribundo por una espina que atravesaba su cuello.
Desde entonces, la tradición dice que para obtener los favores del santo y proteger la faringe y laringe durante todo año, hay que degustar los dulces típicos de este día y ponerse los conocidos cordones o gargantillas de San Blas. Por supuesto, todo ello ha de estar previamente bendecido. Pasados los nueve días, hay que quemar los cordones y los envoltorios de los dulces mientras se reza una oración.
Con un característico sabor y aroma a anís, la torta de San Blas, es un dulce elaborado a base de harina, azúcar, huevos y mantecas. Su forma es aplastada con borde de picos. La parte superior se cubre con merengue hecho con clara de huevo a punto de nieve y azúcar glaseado. Otros postres típicos de este día son las rosquillas de San Blas, las galletas de San Blas o los caramelos de malvavisco.