¿Cuántas veces hemos oído eso de que el verano es la mejor época del año para comer tomate, judías verdes o bonito del norte, por ejemplo? Ahora muchos de esos alimentos están disponibles durante todo el año, pese a que en ocasiones no saben a nada o tienen la piel demasiado gruesa.
Tomemos nota: en julio están en su mejor momento los albaricoques, las frambuesas, fresas y moras, las nectarinas, el melón y el melocotón; así como la sandía y la pera. También es temporada del veraniego tomate, el pepino y la remolacha, las acelgas, la lechuga, el calabacín y los pimientos.
Las frutas, verduras y legumbres tienen una época de siembra, cultivo y recogida; los pescados, un momento óptimo para su captura. En verano podemos consumir almejas, bonito, calamares, gambas, mejillones, nécoras, rape y sardinas, entre otros.
Se hace hincapié en el consumo de alimentos acorde a la época del año en que estamos y eso no se debe únicamente al sabor, textura y color, sino también a otros factores.
Veamos por qué es recomendable consumir productos de temporada:
- Su riqueza en nutrientes: en verano predominan los alimentos ricos en agua, justamente cuando el calor nos obliga a cuidar más que nunca la hidratación. En invierno se recogen naranjas, kiwis y pimientos, ya que precisamos mayores dosis de vitamina C para reforzar nuestras defensas. Así, la naturaleza nos ofrece en cada estación lo que más necesitamos.
- Sabor, textura y color del alimento: se recomienda el consumo de 5 raciones mínimo de frutas y verduras cada día; consejo que no todos alcanzamos a cubrir. El hecho de que los alimentos de estación sepan mejor, tengan un agradable aroma y aspecto, puede ayudar a fomentar su consumo más gustosamente.
- Favorecen la economía y el desarrollo local: los alimentos de estación frecuentemente son también producidos cerca de nosotros. Priorizar el consumo de alimentos de temporada puede ser de gran ayuda si aspiramos a cuidar la agricultura de proximidad.
- Respeto con el medio ambiente: hoy en día conseguimos en invierno frutas de verano gracias a la importación. El transporte de las mismas supone un gran gasto de energía y consumo de CO2.
Por tanto, parece ser que todo son ventajas. Así que, demos prioridad a comprar alimentos de temporada, disfrutaremos más de su sabor y, además, son más económicos.