Leer es una actividad que fomenta la creatividad y habilidades lingüísticas de los más pequeños. Por eso, es importante que durante los meses de verano nuestros hijos no pierdan el hábito lector que han adquirido a lo largo del curso. Os damos unos trucos para que sigan leyendo también en vacaciones.
Un libro siempre a mano
En vacaciones los tiempos muertos son muy habituales: en los desplazamientos, en la cola de algún museo o entre baño y baño en la playa. Ten en el bolso o en el asiento trasero del coche un libro siempre a mano para poder ofrecerlo a vuestros hijos. Seguro que les entretiene en esos momentos en los que no saben qué hacer.

Aligera las lecturas
Si de por sí ya es importante que los niños vean la lectura como una actividad lúdica y amena, en verano mucho más. Por eso, especialmente en vacaciones, los libros que lean tienen que engancharles. En este caso, lo importante es que disfruten, más que calidad literaria.  Nuestra labor es ayudarles a encontrar un libro que se ajuste  a sus gustos y habilidades.

Relacionar la lectura con los lugares que visitas
Una forma de crear un vínculo especial con los libros del verano, es relacionándolos  con las actividades que realicéis en vacaciones. Por ejemplo, si vais a una playa se les puede recomendar un libro sobre un tesoro escondido en el fondo del mar. O si estáis en el campo, un libro que hable sobre características y curiosidades de los insectos que están conociendo. También se pueden organizar juegos, manualidades o gynkanas inspirados en sus libros y pasar una tarde muy divertida.

Dar ejemplo
Si los niños nos ven leer, entenderán que la lectura es una actividad importante para nosotros y querrán imitarnos. Debemos aprovechar que en verano nosotros también disponemos de más tiempo para coger de la estantería ese libro que teníamos pendiente. Igualmente, podemos aprovechar para leerles cuentos nosotros mismos y despertar así su amor por la lectura.

No imponer
Este quizá sea el error que más habitualmente solemos cometer. Para convertir a tu hijo en un buen lector, el momento de lectura tiene que ser completamente positivo. Para ello el lugar donde lean tiene que ser agradable. En verano, gracias al buen tiempo, tenemos muchas más opciones: en una hamaca en el jardín o en la cabaña que ellos mismos han construido, por ejemplo.