El pescaíto frito es todo un icono de la gastronomía española. Pese a su sencillez, se trata de una técnica milenaria que ha ido perfeccionándose a lo largo de los siglos hasta convertirse en una auténtica delicia gastronómica. A continuación, os contamos su origen, historia y más información de interés.
Para aquellos que todavía no lo hayan probado, el pescaíto frito consiste en freír determinados pescados en aceite de oliva caliente después de haber sido salados y rebozados con harina de trigo de calidad. Especialmente típico en Cádiz, Málaga o Huelva, suele servirse en freidurías especializadas, aunque también podemos encontrarlo en chiringuitos o terrazas.
Como decíamos al principio, el pescaíto frito no es algo nuevo, forma parte de las gastronomía española y andaluza desde tiempo inmemoriales. Según parece, fueron los navegantes fenicios en el siglo III A.C. los que introdujeron esta elaboración en ciudades como Gadir (Cádiz), Abdara (Adra) o Sexi (Almuñecar).
Posteriormente, las diferentes culturas que se instalaron en la Península mantuvieron la receta aunque con variaciones. Los romanos, por ejemplo, la acompañaron con garum, una famosa salsa de pescado que era consumida en todo el Mediterráneo. Y los sefarditas, por su parte, con una vinagreta a la que añadían diferentes hierbas. Asimismo, durante el período árabe (del 711 al 1492) era muy común encontrar diferentes versiones de pescaíto frito en los zocos y puertos.
Poco a poco, el pescaíto frito fue convirtiéndose en toda una costumbre en ciertas partes de Andalucía. Así, algunos escritos aseguran que Cádiz contaba con 84 freidores especializados en 1812 durante la firma de la Constitución. Incluso, hay quien afirma que la famosa tempura japonesa proviene de la fritura andaluza que fue llevada allí por misioneros cristianos durante los siglos XVI y XVII. Hoy día, el pescaíto frito es conocido prácticamente en todo el mundo debido al éxito turístico de nuestras costas.
¿Cómo hacer pescaíto frito?
Como en todas las recetas, una buena elección de la materia prima es clave para que el resultado sea perfecto. Los pescados más habituales en este tipo de preparaciones son los chopitos, el cazón, los chanquetes, los boquerones o las pijotas, entre otros.
El pescaíto frito se reboza con harina, nada de huevo. La idea es que la propia humedad del pescado pegue el rebozado. Un truco para rebozarlo bien es meter el pescado en una tupper con harina y agitarlo bien. Posteriormente, se recomienda colar la harina sobrante.
A la hora de freír, aunque algunos prefieren utilizar aceite de girasol, la gran mayoría de cocineros apuesta por el aceite de oliva virgen extra. Para que el pescado quede crujiente por fuera y tierno por dentro , el aceite tiene que estar muy caliente pero sin llegar a humear. Lo ideal es calentarlo alrededor de los 180º .
El tiempo que el pescado debe pasar debajo del aceite depende sobre todo de su tamaño. A los más pequeños les bastará con un minuto y los más grandes necesitarán mínimo dos. Para finalizar, es importante dejar reposar el pescado sobre papel absorbente para eliminar la grasa sobrante.
¡Este verano todos a disfrutar con el pescaíto frito, una receta muy nuestra y con mucha historia!