Gracias a que sentimos hambre, sobrevivimos. Sin embargo, hay personas que siempre están dispuestas a comer, sea el momento que sea. A continuación os contamos qué hay detrás de ese hambre excesiva. Algunas razones son dietéticas y otras de comportamiento.
Carbohidratos refinados:
El proceso de refinamiento de estos alimentos elimina la fibra, parte de la proteína y la mayoría de vitaminas y minerales. Por un lado, el producto final es más pobre en nutrientes y, por otro, tras su digestión el apetito llega antes.
El arroz blanco, la pasta y el pan blanco son los ejemplos más comunes. Los refrescos, caramelos, bollería y galletas, los cuales están elaborados con grandes cantidades de azúcar, también se consideran hidratos refinados.
Sustituye los carbohidratos refinados por alimentos nutricionalmente más densos como: frutas y verduras, pan-pasta-arroz integrales y legumbres.
Alimentos proteicos:
Las proteínas poseen cualidades saciantes. Su consumo aumenta la producción de hormonas que señalizan la saciedad y reduce la de aquellas que lo hacen para el apetito.
Incluir una porción de alimento proteico en las comidas principales te ayudará a no tener demasiado apetito.
Los alimentos de origen animal como la carne, el pescado, los huevos y los lácteos son ricos en proteínas. También las legumbres y los frutos secos.
Un buen descanso:
El descanso nocturno es necesario para un buen estado de salud. Día tras día, el organismo debe tomar las mejores decisiones y funcionar de la mejor manera posible; para esto tenemos que dormir.
Un buen descanso es uno de los factores que ayuda a regular la grelina, una hormona que induce el apetito. Dormir poco de manera continuada aumenta los niveles de grelina y, como consecuencia, el apetito.
Respeta tu ciclo de sueño y vigilia, durmiendo alrededor de 8 horas por día.
Comer con consciencia:
Comer sin prestar atención porque estamos a otras cosas favorece que se coma más de lo necesario. Se descuida la cantidad y al desconectar del proceso de alimentación tampoco se percibe la saciedad.
Con el objetivo de minimizar las distracciones mientras comes, apaga la TV y aparta la tablet y el móvil. Si comes acompañad@ procura mantener una conversación agradable. Y, sobre todo, pon atención a la comida que tienes en el plato, en el tenedor y en la boca; saboréala, mastícala y disfrútala.
Sentir un apetito excesivo puede ser consecuencia de un desajuste, resultado de una dieta y unos estilos de vida determinados. Puedes sentir hambre constantemente si tu dieta no está bien planteada o si padeces de estrés y no descansas lo suficiente.
Procura ordenar tu día a día y organizar tus comidas. Come suficiente, en cantidad y calidad, y descansa también. Si ves que no es suficiente o te cuesta conseguirlo, valora acudir a un profesional.