Cuando llega el verano la hucha de cerdito que hemos mimado durante todo el año empieza a temblar. Teme que necesitemos romperla para poder llevar a cabo nuestros planes. Y la verdad es que sería una pena. Por eso, a continuación te enseñamos una serie de trucos para que tu querida hucha sobreviva a este verano y muchos más.

Muévete en bicicleta
No hace frío, no llueve y no hace viento. En verano no hay ninguna excusa que valga, tu medio de transporte es la bicicleta. Olvídate de llenar el depósito de tu vehículo o de cargar la tarjeta de transporte durante un par de meses, y ahorra desplazándote sobre dos ruedas. Al trabajo, a la playa o al supermercado, vayas donde vayas la bicicleta es la opción más económica y, además, sostenible.

Realiza actividades al aire libre
El mal tiempo hace que en invierno muchos fines de semana tengamos que tirar de cine o de cafeterías donde un café y unos churros cuestan casi cinco euros. El verano, en cambio, es la mejor época del año para disfrutar de la naturaleza y el aire libre, una actividad que, además de placentera, es gratis. ¡Aprovecha para hacer planes divertidos en el campo llevando tu propia merienda de casa!

Disfruta de actividades culturales gratuitas
En verano nuestras ciudades, sobre todo si son turísticas, organizan múltiples actividades culturales gratuitas: conciertos, teatros callejeros, autocine… Si un día no sabes muy bien qué hacer, repasa la agenda cultural de tu ciudad, seguro que encuentras alguna actividad cultural atractiva. ¡Y todo sin gastar un duro!

Visita mercadillos
Ropa, libros, artesanía, delicatessens gastronómicas… Además de encontrar todo tipo de cosas a muy buen a precio, los mercadillos, que en verano inundan nuestras ciudades, son un planazo para acudir en familia o con amigos. La gente que atiende los puestos suele ser majísima y se genera muy buen rollo. Por eso, merece mucho la pena pasear hasta ellos y darse una vuelta mirando los puestos.

Organiza cenas en casa
Si tienes la suerte de tener terraza o un balcón amplio, no lo dudes, invita a tus amigos a casa y olvídate de reservar mesa en un costoso restaurante. Puedes pedir a cada uno de los invitados que traiga algo para picar y la cena saldrá baratísima. Y si además queréis echaros unas risas, saca del armario tus juegos de mesa. ¡Nunca fallan!