Es habitual que con el comienzo del nuevo año nos planteemos retos y cambios de hábitos que, a menudo, abandonamos pasado un tiempo. El objetivo de este post es ayudarte a formar nuevos hábitos de alimentación y que estos sean duraderos.
Primero de todo, tenemos que tomarnos un tiempo, coger esa idea que nos ronda la cabeza, mirarla de frente y preguntarnos honestamente: ¿Realmente quiero tirar hacia delante con ella? ¿Me interesa a mí como objetivo personal?
El siguiente paso es enumerar los beneficios que obtendré cuando consiga el cambio y no perder ese foco, ya que esto me dará fuerza para seguir en el camino.
A su vez, es necesario valorar si desde mi momento actual es factible que consiga materializar ese deseo. ¿Es realista que yo pueda conseguir mi propósito? ¿Mi situación vital actual me lo permite?
Si tengo ganas, considero que voy a salir ganando y veo que ahora es el momento adecuado, me pongo en marcha y trazo un pequeño plan.
El siguiente cuadro podría valer como ejemplo:
Guía para empezar a hacer cambios de hábitos en relación a la comida:
Hábito dietético a cambiar | Objetivo razonable de cambio |
El cambio a hacer dependerá de la frecuencia de consumo y hábitos de cada persona | |
Raciones de fruta diarias | Asegurar 1 pieza de fruta al día |
Raciones de verdura diarias | Asegurar 1 plato de verdura cada día |
Frecuencia de comida rápida | Disminuir hasta 1 toma a la semana |
Tomas de refrescos o bebidas alcohólicas | Dejarlos para viernes y sábado |
Consumo de postres y dulces por semana | Disminuir hasta 1 ración a la semana |
Ahora solo queda escoger ese hábito que queremos mejorar e insistir en él cada día.
Para finalizar, recuerda:
- Escoge metas pequeñas, que puedas cumplir. Te ayudará a mantenerte en tu objetivo
- Escoge solo 1 propósito cada vez, sino te estresarás
- Es importante que tu objetivo sea concreto y medible, te permitirá saber si vas por el buen camino