Bajo el argumento de que somos el único animal que consume leche de otras especies y a lo largo de toda su vida, son muchas las personas que opinan que no deberíamos consumir leche de vaca tal y como lo hemos venido haciendo hasta ahora. Tengan razón o no, no hay duda de que el debate está en la calle. Por eso, a través de este artículo, queremos arrojar algo de luz al asunto.
¿Qué beneficios aporta un vaso de leche al organismo?
La leche de vaca es una fuente interesante de proteínas. Aporta 7 gramos de proteína completa y 11 gramos de carbohidratos en un vaso. La misma cantidad de leche tiene 270 miligramos de calcio, que equivale al 30% de lo recomendado para un adulto en un día.
¿Qué ‘pegas’ puede llegar a tener el consumo de leche?
Por un lado, la leche no aporta fibra. Además, su cantidad de grasa es variable, dependiendo de si escogemos leche entera, semi o desnatada. También contiene lactosa, la cual puede ocasionar problemas digestivos en personas con una deficiencia de lactasa. En este sentido, existe una creciente evidencia de los beneficios para la salud de los productos lácteos fermentados: yogures, kéfir y quesos. La fermentación de la leche hace de esta un producto mucho más digestivo, incluso en algunas personas con intolerancia a la lactosa.
La importancia del calcio y cómo obtenerlo
Un buen aporte de calcio durante la adolescencia es crucial para el desarrollo de los huesos. Se sabe que si durante la pubertad la formación ósea es deficiente, existe un mayor riesgo de padecer debilidad ósea más tarde en la vida, especialmente en el caso de las mujeres y después de la menopausia. Cabe recordar en este sentido que no toda la formación del hueso depende del calcio. Una buena formación ósea radica también en un estilo de vida saludable con un consumo regular de alimentos frescos y no procesados, y sobretodo, que incluya actividad física.
Además de la leche, existen otros muchos alimentos ricos en calcio, como son la col, las espinacas, el brócoli, el sésamo, las almendras, los garbanzos o las sardinas. Por ejemplo, una ración de brócoli aporta la misma cantidad de calcio que un vaso de leche, pero es que, además, el calcio contenido en el brócoli se absorbe mejor, por lo que una ración de brócoli, al final, aporta más calcio que un vaso de leche.
1 vaso de leche equivale en calcio a:
- 1 plato de brócoli, coliflor o col
- 1 cucharada sopera de semillas de sésamo
- 1 plato de garbanzos + 2 puñados de almendras
- 2-3 sardinas pequeñas (con su espina)
- 1 vaso de bebida vegetal, enriquecida en calcio
Sobre las bebidas vegetales.
Han entrado en escena con mucha fuerza y cada vez más personas las consumen e, incluso, veneran. Pese a que menudo las utilizamos como un sustituto “blanco” de la leche, es importante señalar que, si no van enriquecidas, no son fuente de calcio. Entre las bebidas vegetales, las más recomendables son la bebida de avena y la de almendras sin azúcares añadidos.
Conclusión
Con todo esto, parece que consumir leche sí o no es más una cuestión de elección. Hoy en día, con la variedad de alimentos que tenemos, la leche no es necesaria para una salud óptima. Si bien para muchas personas resulta una forma fácil de obtener calcio, los yogures (siempre naturales), el kéfir y los quesos sin aditivos parece que tienen unos beneficios extra para nuestra salud. Y, no olvidemos, que si de fortalecer los huesos se trata, la actividad física y una dieta adecuada en general, juegan un papel decisivo.